El ser y el Necronomicón
Published by Daniel Agustín Hassan under on 12:38
Todavía tengo el ticket de la biblioteca del Centro del Conocimiento guardado en la billetera. Dice: "El ser y la nada" con esa insoportable "n" minúscula. No lo guardo como un amuleto para recordar la fugacidad de la existencia, sino más bien como el único vínculo real que tengo con el Nercronomicón.
Tal vez por impericia de un bibliotecario o, peor aún, por alguna broma absurda de mal gusto es que aterrizó en mis manos aquella edición forrada en piel humana y escrita a mano con sangre, en lugar del célebre libro de Sartre que había solicitado.
Mi curiosidad se tropezó con el espanto en la accidentada pronunciación del nombre Abdul Alhazred. Mis manos transpiraban y sentía un pinchazo agudo en la boca del estómago. Recuerdo que aunque me apuraba algo que hoy he olvidado, me detuve más de media hora con el libro sobre mi regazo sin animarme siquiera a hojearlo. Cuando lo devolví intacto, el bibliotecario de turno me preguntó amablemente: "¿Lectura veloz?". Si supiese lo rápido que huí después.
Tal vez por impericia de un bibliotecario o, peor aún, por alguna broma absurda de mal gusto es que aterrizó en mis manos aquella edición forrada en piel humana y escrita a mano con sangre, en lugar del célebre libro de Sartre que había solicitado.
Mi curiosidad se tropezó con el espanto en la accidentada pronunciación del nombre Abdul Alhazred. Mis manos transpiraban y sentía un pinchazo agudo en la boca del estómago. Recuerdo que aunque me apuraba algo que hoy he olvidado, me detuve más de media hora con el libro sobre mi regazo sin animarme siquiera a hojearlo. Cuando lo devolví intacto, el bibliotecario de turno me preguntó amablemente: "¿Lectura veloz?". Si supiese lo rápido que huí después.
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